sábado, 30 de marzo de 2013

Norman y Norma

Bates Motel tiene dos bazas difíciles de superar: la primera, un casting muy bueno con un adolescente Freddie Highmore como Norman Bates y Vera Farmiga como su madre, Norma; la segunda, el tema.
La idea de buscar en el pasado del asesino psicótico (ficcional) más famoso (junto con Hannibal Lecter con la ventaja de que Norman Bates llegó al mundo 31 años antes), y conocer a esa madre, resulta una apuesta muy interesante.
El episodio piloto dio lo que podíamos esperar de esta historia: una madre invasiva y un hijo perturbado por ella. El pueblo vecino al motel era tan hitchcockiano como lo pudo ser Bodega Bay, el escenario de Los pájaros. Todo eso estaba muy bien. Pero al mismo tiempo también empezó a sembrar los alrededores de la familia Bates con otros personajes que podían cambiar mucho el tono de la serie. El mundo del High School  tan querido a los americanos y con una tipología que ha permitido toda clase de series y películas, puede ser un gran lugar para contar historias o para diluirlas. Las series que más han trabajado sobre este escenario tienden más al culebrón que al misterio y en Bates Motel parece que esto provoca que al misterio se lo esté relegando a un segundo plano.
Cuando la serie se ciñe a los personajes centrales y su conflicto, aparece la sombra de Hitchcock y hasta cierta oscuridad de la trama. Cuando se abren las tramas secundarias, el efecto se diluye. Los personajes que empiezan a mezclarse en la vida de Norman y Norma, llevan Bates Motel a la posibilidad de que una serie que podría ser inquietante, se vuelva inocua.
Esta alquimia narrativa con la cual se quieren combinar dosis de misterio, thriller, romance, drama, culebrón, con el propósito de abrazar a públicos más numerosos, sólo consigue crear grandes fracasos en lo que podría ser una buena historia. Y un fracaso en una historia no está correlacionado con su éxito de público. Hay series y películas que tienen guiones y tramas muy flojas, y esto no impide que se conviertan en un éxito con millones de espectadores.
El segundo episodio de la serie confirma esta idea de que el foco del misterio se disuelve por abrir tramas "simpáticas". La historia base no las necesita, aunque sus productores y comercializadores piensen que sí. Esa quizás sea una de las grandes diferencias entre la ficción audiovisual americana y la británica. Los británicos abordan sus series sin temor a presentar historias poco amables y se concentran en el corazón de las mismas. Los americanos, sobre todo en TV abierta, buscan generar amplias alianzas de espectadores aún al alto precio de destrozar una historia bien argumentada.
Me gustaría que Bates Motel recuperara su impulso de arranque, pero entiendo que por cómo se presentan muchas de las nuevas series el último tiempo y cómo se desarrollan, es difícil que esto suceda. Entonces, ¿todavía merece una oportunidad? Por Vera Farmiga y Freddie Highmore, seguramente, y por el tema, también. Pero siempre con un ojo atento a la rueda del coche que muerde el arcén, porque puede ser que en cualquier momento se salga violentamente del camino.