domingo, 2 de marzo de 2014

"Mammon", o el mal uso del Nordic Noir

Gracias a la saga Millennium se consolidó (o definió) lo que hoy denominamos Nordic noir, como género. Esos tipos de actores y personajes que conocimos a través de los dramas de Bergman, se dispusieron en los últimos años frente a historias conspirativas. Misterios que nos dicen que los paraísos socialdemócratas están cimentados sobre un pasado nazi más o menos detectable. 
El Nordic noir es también un paisaje, un clima, una temperatura, una forma de rodar las historias y, también, un par de clichés. Clichés consistentes que permiten crear ficciones novedosas, pero con el peligro constante de que revelen su origen de artificialidad.
En Los hombres que no amaban a las mujeres, el marco lo daba una conspiración fundada en el pasado y cómo los pecados originales impactaban en las nuevas generaciones. Pecados de ayer que generan monstruos de hoy. Y en La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, también estaba la misma referencia, sólo que esta vez explicaba cómo detrás de un monstruo estaba el origen de Lisbeth Salander. 
En fin, la fuerza del pasado, las conspiraciones que conectan el universo del dinero con el de la política y cómo ambos mundos invierten sus fortunas en crear la ilusión de que todos somos felices y podemos vivir bien.
Creo que Muerte de un peregrino, la serie sueca sobre quién pudo haber matado a Olof Palme es la mejor aproximación desde una perspectiva basada en una historia "real" sobre lo que el Nordic noir contiene. Y trabaja con estos mismos elementos que se estructuran ante todo en ese cruce entre la dificultad de enterrar el pasado y las consecuencias que este esfuerzo (vano) de enterramiento tiene en el presente.
Dicho esto, sé que el Nordic noir nos ha ofrecido un puñado de ficciones de muy alto nivel, ya que en ellas se encontró la forma de recombinar los componentes del género. Así suecos y daneses nos dieron Forbrydelsen, Broen, Graven, Borgen... 
Hace muy poco llegó una nueva serie de cuño noruego: Mammon. Creo que esta serie es la representación de lo opuesto que hemos venido recibiendo de la ficción escandinava. Subida al tren de los éxitos que han conseguido un gran impacto en el público, Mammon nos ofrece no lo novedoso del género, sino sus clichés. Que no son pocos.
Mammon cuenta la historia de una conspiración financiera, sus conexiones políticas, su impacto en el mundo del periodismo y la opinión pública. Hasta allí, "podría" ser Forbrydelsen, pero no.
Esa conspiración arrastra tras de sí una serie de muertes y detrás de ellas, una conspiración más importante (en apariencia) que parece estar fundada en logias inspiradas por preceptos bíblicos. Y hasta aquí podría ser un poco Millenium, pero tampoco.
Mammon colecciona los tópicos del Nordic noir y se propone desplegarlos a lo largo de seis episodios cuando, para la historia que cuenta, suponiendo que tuvieran claro todo lo que querían contar, hubieran necesitado al menos los 10 de Broen o los 2o de Forbrydelsen. Es cierto que Muerte de un peregrino tuvo seis episodios, pero su relato no pretendía seguir a tantos personajes como los que Mammon intentó cubrir y con una propuesta de drama, a todas luces, menor.
La historia hace agua por todas partes fundamentalmente porque las conexiones de la conspiración en curso son tan alargadas y los personajes involucrados tantos, y los posibles villanos tantos más, y los traidores más de los que hacen falta, que la serie pierde su foco y se pierde en su propia intención de conseguir un éxito televisivo.
No me es particularmente importante pensar que ya hayan comprado Mammon en EEUU para versionarla. Podría hacer una larga lista de ficciones compradas que no merecen versión alguna, pero en una industria muy competitiva como la norteamericana, donde hay mucho dinero en juego, no es extraño que esto suceda. Y que muchas de estas compras no tengan sentido, también.
El Nordic noir tiene mucho prestigio y esto alienta a que los escandinavos se lancen a producir. A veces con tino, pero en este caso no. Mammon es el ejemplo de una gran falta de tino.
He leído algunas críticas sobre Mammon, curiosamente positivas y lo que me queda claro son dos cosas: una, que muchos de los críticos que ven estas series se deslumbran con espejos de colores, ya que pueden estar muy bien realizadas y actuadas, pero pueden fallar en sus tramas y guiones como le podría pasar a cualquiera (esta serie noruega tiene fallos en cantidades enormes, enumerarlos sería entrar en peligrosos spoilers); dos, si no notan fallos obvios en lo narrativo, como problemas de inconsistencia, tramas que se abren y no se cierran, personajes que aparecen y desaparecen sin que su funcionalidad se justifique, entonces pienso que no están leyendo lo que la historia cuenta sino lo que les gustaría que cuente. Para un crítico, esto es más que peligroso.
Ah y agrego una tercera, la necesidad de muchos críticos de poder decir que han descubierto algo que los otros aún no han visto. Una carrera que al final, de verdad, no tiene premio. Con estas prisas y entusiasmos precoces, se bendicen ficciones que merecen más ser ignoradas que difundidas, pero el esnobismo también tiene un brazo muy largo.
Cualquiera que vea el episodio final de Mammon puede darse cuenta de que la desesperación por cerrar todo lo que han abierto puede crear un mamarracho de mucho cuidado.
¿Qué puede estar generando estas distorsiones? Yo entiendo que las generan un tipo de realización muy elegante que tienen los nórdicos, un puñado de buenos y muy buenos actores, buenos precedentes, y hasta la moda de que todo lo que se caiga del norte del mapa (y si trae escarcha, mejor) tenga que ser bueno por sistema. Mammon no lo es. Intenta reproducir el modelo, pero fracasa.
Y recuerdo una vez más que usa los tópicos del Nordic noir (todos ellos y más), pero con un agravante: la pareja investigadora primordial (aunque luego haya más "parejas") son un periodista y una hacker disfuncional, como en Millennium. ¿Falta de originalidad? Mucha. ¿Oportunismo? También.
No diré que es una pena que les haya salido así, porque no lo es. La vi por la misma curiosidad que me lleva a mirar todas las novedades en ficción. Pero aquí me encontré con un ladrillo muy duro. Espero no repetir el encuentro.