jueves, 13 de febrero de 2014

In the flesh: el guionista y sus referencias

Este post lo escribo para que no pase de largo una de las más interesantes "pequeñas" ficciones de la TV durante 2013.
Primero, para decir que su autor, Dominic Mitchell, es un graduado del BBC Writersroom (el cual oficia de cantera -no exclusiva- para los guionistas de las futuras series inglesas). A Mitchell le encomendaron una serie y él optó por una de zombies.
Habría que imaginarse el momento del pitching, ya que la ficción de los últimos años está plagada de muertos vivientes y, en el mundo de las series, está el referente de The walking dead, muy difícil de batir.
Mitchell habla en una entrevista sobre las referencias que tomó para escribir In the flesh. Esto es muy importante, ya que un trabajo fundamental del guionista es el que realiza sobre sus referencias.
Están las que se realizan a conciencia y las que surgen sin siquiera pensarlo. Pero este trabajo en su aspecto consciente es esencial. ¿Por qué?
Porque al hurgar en tus referentes para escribir un guión para una ficción nueva aparecen los desafíos prácticos. Quieres ser original y no quieres repetir viejas fórmulas. Pero en la memoria está la persistencia de todo lo que admiras, te ha penetrado honestamente durante décadas y es imposible que a la hora de crear una nueva ficción no se manifieste.
Este trabajo de elaboración sobre las referencias e influencias no es un tema menor. Es un proceso autoral sumamente maduro en el que el creador establece diálogos con un material antiguo o clásico, oculto u olvidado, y como resultado de ese trabajo alcanza una fórmula nueva.
En "In the flesh", a primera vista, está el universo zombie (muy de moda) y el éxito de "The walking dead"operando como referente (y como amenaza). ¿Cómo conseguir entonces la tan mentada vuelta de tuerca para que en tu guión pase algo diferente?

Mitchell nombra dos referencias que para él son las más cercanas a su proyecto: una película de los 70, "Dead of night", donde un veterano de Vietnam regresa convertido en zombi como respuesta a las plegarias de su madre, y "Pet Semátary" ("Cementerio de animales") de Stephen Kiing, donde los dueños de mascotas no se resignan a perder a sus animales más queridos, pero lo que regresa con "vida" no es lo que ellos alguna vez quisieron.
Pero la verdadera potencia de los dos referentes que cita Mitchell está en una matriz decisiva para que existan estas ficciones (y que al menos Stephen King la reconoce): el cuento "La pata de mono" de W.W. Jacobs.
En ese cuento unos padres piden tres deseos a una pata de mono. El primero es dinero, y lo reciben casi de inmediato... en la forma de una indemnización porque su hijo ha muerto atrapado en las maquinarias de la fábrica donde trabajaba. El segundo deseo, ante el dolor, piden que el hijo vuelva a vivir y el deseo se está cumpliendo. El hijo vuelve a casa. Pero el padre se da cuenta de que el hijo que está regresando será el amasijo sanguinolento que sacaron de los engranajes de la máquina que lo mató. El tercer deseo es... lean el cuento.

Así es que el gran reclamo del guión de In the flesh, más que en la idea de narrar otra historia "más" de zombies, está focalizada en narrar el fuerte deseo de las familias de que sus seres queridos (fallecidos) vuelvan a casa. Pero por supuesto no vuelven tal y como les gustaría recordarlos.
Este choque entre el "deseo" y lo que es en sí la realidad es el que proyecta en la historia toda su tensión dramática. Sin esa matriz que está en una familia que anhela el retorno de sus muertos, nada de esta historia funcionaría. Todo lo demás podría enriquecer el relato, pero es anecdótico.
El deseo está en todas las familias que han perdido a alguien. Lo está en la propia familia del protagonista, pero lo está todavía más en la familia del hombre a quien ama el protagonista y que ha muerto en Afghanistán. El padre de esa otra familia es el líder de los exterminadores de zombies. El que más los ve como una aberración. Y, sin embargo, su hijo muerto, también retorna. Él es quien menos puede ocultar esta realidad contra la que lucha y, sin embargo, la niega.

En la escritura, buena y orgánica escritura, todas las decisiones implican consecuencias directas.
Si Dominic Mitchell quiere su versión de "La pata de mono" con zombis, necesita un mundo de referencia en el cual existan familias que esperen ansiosamente la vuelta de sus hijos perdidos. El marco será una guerra civil de los vivos contra los muertos, pero sobre todo de los sectores más regresivos de la sociedad contra los muertos.
Mitchell ha echado un ojos sobre los últimos conflictos europeos donde las sociedades se dividen y se matan entre sí. Para los ingleses está el conflicto con Irlanda, pero la proyección más acabada de los conflictos nacionalistas son las guerras yugoeslavas. Serbios contra bosnios, croatas contra bosnios y viceversa. Serbios contra albanokosovares. En esas guerras (y posguerras) la idea de la aniquilación del enemigo estaban a la orden del día. El paisaje de In the flesh parece el de este tipo de posguerras yugoeslavas, de pueblos pequeños, de vecinos matándose entre sí.
In the flesh propone una mirada muy madura y crítica sobre el mundo en el que hoy vivimos, y también sobre el que podríamos vivir.

In the flesh es un guión que a todas luces presenta una inversión de los supuestos de otras series. El heroísmo posapocalíptico de The Walking dead, o de Falling Skies, donde los resistentes son eminentemente nobles e inocentes y si se transforman en brutales asesinos es porque se ven obligados a matar o morir. Aún cuando cometan crímenes, no quedan manchados porque está todo justificado por la actitud del enemigo. Es, en gran parte, la lógica del western. Una lógica que resucita en los últimos años con la idea de las guerras justas.
Falso sería decir que viene desde después del 11 de septiembre. Viene desde mucho antes, pero la ficción estadounidense lo ha integrado a su punto de vista narrativo.
La escritura de In the flesh presenta un mundo más complejo donde todas las decisiones y actitudes son realmente insatisfactorias. Entendemos del sufrimiento de los otros, cualquiera sea el lado en el que lo están sufriendo. Y, al final, es esto lo que nos cuenta.
Pero en lugar de partir de este mundo y adjuntarle una anécdota que simplemente justifique la ficción que se va a narrar, Dominic Mitchell elige su matriz en un cuento "clásico"  y es ese cuento clásico el que le va a dar todo el sustento a la creación.

Lejos de los fantasmas de plagios o copias, un buen trabajo sobre el universo de referencias es clave para un guionista. Ese trabajo es el que permitirá crear nuevas historias ajustadas con los tiempos actuales. Sin esa labor que presupone un ejercicio de investigación y crítica, es difícil que se consigan ideas originales de verdad.
La inspiración es parte del trabajo, pero hace falta desarrollarla y elaborarla para encontrar los mejores resultados.

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